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Asombro

¿Cómo hablarte para que entiendas,
qué palabras usar
para rozar tu interés ?
Te obsequiaré una canción
que nombre todos tus mares,
tus mapas, tus cielos, tu raza,
tu pueblo, tus ojos,
con lágrima nueva
de asombro
por donde sientas
todo el peso de la existencia,
gota que se mete,
arremolinándose
por el agujero más secreto de la vida.
 
Una flor de vivos colores
le pone fragancia a una porción de tiempo
tan breve como una sonrisa,
espejo y fuego,
agua plural y danza.
 
Una lluvia viene desde abajo,
desde adentro de mi mundo,
interior, solo y auténtico,
para repartirme con el viento
en un gesto de luz sideral
que viaja desde siempre
por aquí y por allá,
por todas las distancias.
 
Suelto mis vibrantes energías
para empujar los espacios
y movilizar los ángulos
de compartir con los pájaros y los ríos
este cauce de sangre junto a niños
que traen la memoria siempre incesante
de otros niños
en un interminable cadena de instantes
que de tan de uno,
se hacen multitudes
que van y vienen con la palabra
construyendo la historia
con la paloma y con el arte
que transporta el ser hacia otras dimensiones.
 
Tomo un vocablo encontrado
en el diccionario del tiempo,
descubro los golpes para cincelar
su sentido último y primero,
una palabra para silabear el silencio,
que baja misterioso por un río interno,
que mueve la sangre y emociona.
 
El agua desorienta,
sube en el sur, en el norte baja
como un mandato sublime
de la física mundana.

Vuelvo a tu instante,
punto del ahora permanente,
para cantarte con el sol a cuestas
mirarte para adentro
con el corazón que grita
retumbo hueco, mensaje nuevo
que trae tu geografía, tan primavera,
que llena la tierra de semillas.

Eduardo Ceballos.