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Abrazo de los pueblos

Desando los caminos,
vuelvo por el cauce del río
a buscar la memoria
de tu nombre antiguo,
para unir paisajes
que asoman por el coplerío.
La musical chapaca
ternura tarijeña
baja cantando de las montañas
como una niña nueva
la fragante sinfonía
y procrea la vida.
El Guadalquivir me dice
de esa milenaria danza
que de las montañas baja
con el mensaje frutal de la raza.
Eras de plata, tierra dorada
alguna vez Argentina,
hoy de la hermana Bolivia
esta picante tierra de Tarija.
En tu escudo asoma el cielo,
pasan las estrellas
que van y vienen
de la misteriosa distancia
reflejándose en el mármol,
en las esbeltas cordilleras,
en los campos verdes,
en las aromadas praderas,
en el vino de tu valle,
por donde pasó el conquistador
con su laurel y sus hierros,
buscando el oro y la plata
que tu tierra guardaba
secretamente en tus entrañas.
Vuelvo Tarija,
siempre vuelvo
a percibir el canto de tus pájaros
a sentir los pasos
de la historia
junto al Moto Méndez
o a nuestro Martín Miguel de Güemes.
Por eso vuelvo siempre, Tarija.

Eduardo Ceballos.