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Si la tierra hablara…!

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Vivimos tiempos de agudos sufrimientos.

Tardamos en comprender las lecciones que la vida nos enseña. Expoliamos al planeta, depredamos la naturaleza, contaminamos el aire, el agua y la tierra…

Gozamos y nos divertimos, ignorando el llamado de la armonía. Cultivamos lo deforme, lo sombrío… asesinamos hermanos de todos los reinos… Desde las ventanas de nuestras casas presenciamos el terror.

La televisión y las computadoras, que se convirtieron en nuestra familia, pero nos abruman con mentiras, nosotros mismos nos engañamos. Mientras el fruto se pudre, caído en el suelo, la semilla despierta y germina. Existe una esperanza. En medio de la creciente descomposición, la semilla germina.

Nuestra tarea: ­trabajar por la semilla! La inteligente semilla que nunca se equivoca. Los científicos proclaman lo que hace mucho sabían, pero lo ocultaban.

Las fuerzas de la naturaleza actuarán violentas. Pero tal movimiento no es destrucción, es cura. La sanación de un planeta enfermo.

Es la fuerza de la semilla que rompe su cáscara. Es la acción de un poder universal, que está mucho más allá de nuestra comprensión y ante el cual tenemos que inclinarnos.

El fruto se descompone en los hábitos y costumbres de esta civilización. El pensamiento desarticulado disgrega el campo psíquico de la tierra, donde prolifera el germen del egoísmo. Esa es la enfermedad. Mas la semilla germina, silenciosa, en el corazón de los que despiertan y en el corazón de los inocentes.

Los hombres históricamente crearon sus mitos, para buscar una explicación de lo que sucede en la tierra. Para los griegos y romanos cada día estaba dedicado a un dios determinado. Lo abstracto de una semana, no tiene nada que ver con el sol, con la lluvia o con el viento.

Era una forma de someter la razón sin humillarla y de cautivar los corazones sin ofender la imaginación.

Todo buen científico es artista. El artista pesca, metafóricamente, el pez mítico y deja el agua vacía. Se lanza al galope la imaginación del poeta y el pincel del artista.

La teoría de la relatividad general concibe el espacio y el tiempo. Comprobadas las coincidencias de las dimensiones, cada representante nos invita a un viaje imaginario por los espacios que a cada uno le corresponde. El agente ígneo, es el principio espiritual y base de la energética que mueve sus influencias. Bajo la acción del bombardeo vibratorio, el espíritu liberado del cuerpo, se reviste para nuestros sentidos en las cualidades físicas características de su fase activa: luminosidad, brillo y color. La posibilidad teórica de rehacer artificialmente, con métodos de laboratorio, una parte de la evolución, producida naturalmente en miles de millones o billones de años por las fuerzas cósmicas y transformar en oro metales más ligeros. La actividad vital muy aparente entre los animales y los vegetales, no lo es mucho menos en el reino mineral aunque exija una atención más aguda.

Los pueblos felices no tienen historia. Lo importante es sólo trabajar para vivir y no sacrificar la vida al trabajo. La concordancia y la relación entre los tres niveles, surge como un hallazgo que maravilla. Desde los astros viene la energía que se deposita en el árbol, por ejemplo, y este ofrece su fruto al hombre, quien lo consume para alimentarse y devuelve el sobrante, para que la naturaleza siga produciendo la alquimia que opaca en forma natural todas las transformaciones materiales.

La física y la química tocan más de cerca las verdades profundas; sabiendo la fórmula del agua, ¿quién se atreve a fabricarla?

El oro resiste a los ácidos, incluso concentrados y calientes y se disuelve en una solución extendida y fría de cianuro de potasio. Si rompemos un terrón de azúcar en la oscuridad, desprende una chispita azul. ¿De dónde viene? Arrojamos a la superficie del agua un fragmento de potasio, se inflama espontáneamente y arde con energía ¿Dónde se escondía la llama? ¿Qué es el fósforo? ¿Cómo transforma la luciérnaga su energía vital en luminosa? Si un observador contempla el cielo desde el fondo de un pozo al mediodía, verá el firmamento nocturno y constelado. Los metales son cuerpos vivos y sensibles de lo que son testigos el termómetro y el mercurio, las sales de plata, los fluoruros. ¿Qué es la dilatación y la contracción sino dos efectos del dinamismo metálico, dos manifestaciones de la vida mineral? No le basta al filósofo comprobar tan solo el alargamiento de una barra de hierro sometido al calor, sino que todavía le es preciso investigar qué voluntad oculta obliga al metal a dilatarse. Un trozo de hierro colocado en una fragua empieza a brillar con las ondas largas de la luz roja de baja frecuencia y a medida que se calienta, desprende de luz amarilla de longitud de onda más corta.

En realidad, todos estos conocimientos pertenecen a la vieja cosmología, ciencia cósmica y filosófica, que contiene las leyes generales del mundo físico, separa el fuego de la tierra, lo sutil de lo espeso, y asciende de la tierra al cielo y desciende del cielo a la tierra.


Eduardo Ceballos.