Pandemia de la soledad
Todo lo inesperado produce gran impacto.
Los adultos deben ocuparse de sostener su nivel de actividad, dentro de las posibilidades que les permita esta realidad. Será un modo de ganarle a la rutina. El tema de los niños es otra cosa. Se debe tenerlos ocupados, entretenidos, pero que vean que no están de vacaciones.
Los jóvenes, además de hacer crecer sus sueños, deben practicar la solidaridad, llamando a los parientes mayores y a las personas mayores, para ofrecerles un apoyo importante.
Cada uno tiene una interpretación del momento, según la historia personal y lo que le acontezca, donde están las semillas del bien y del mal.
Este aislamiento social y obligatorio, es un duro y prolongado desafío, demanda una fortaleza excepcional para afrontar este cambio de vida profundo en nuestras costumbres y modo de vivir.
El “quedate en casa” no es para todos igual. Un amplio abanico de situaciones diversas. Hay gente totalmente sola, otros gozan de la compañía de seres queridos; algunos enfermos, con pocas posibilidades de moverse; algunos con las alacenas llenas de alimentos, con buen techo y comodidades; gran cantidad de gente, en viviendas precarias, con escasos recursos para sobrevivir; muchas familias tienen miembros de la casa prestando servicios médicos, de enfermería, en los servicios de seguridad, salen a cumplir con su trabajo y vuelven con la posibilidad de traer contagio.
Cada caso requiere una atención especial y en el interior de cada uno trabaja la duda, la incertidumbre, la soledad con un panorama oscuro.
¿Cuándo volverá el tiempo del abrazo? Es una necesidad existencial. Se debe abrazar como se pueda, el teléfono ayuda para acercar los afectos. Se puede ayudar al solitario y a los distantes. Estas caricias ayudan a vivir.
La soledad constituye, a estas alturas, un fenómeno global, se expande, a tal punto que muchos hablan también de una epidemia de soledad pues sus efectos sobre la salud son también ya indiscutibles. Hay soledad que se disfruta y otra que se sufre. Muchas opiniones cruzan por las mentes de la gente, pero difícil se hace precisar la mejor o la más acercada a la verdad. Muchos prefieren atender la situación económica, volviendo a la normalidad en la actividad. El resultado de esta teoría está a la vista en muchos países desarrollados. Otros prefieren guardarse junto a su familia, como una buena semilla, esperando el milagro de la primavera que devolverá las esperanzas.
Pienso en las personas, sin ningún ingreso fijo, que trabajan por su cuenta y deben salir a pelear su diaria con todos los riesgos que ello implica. Cada no se pone la ropa de su historia para cruzar este tiempo de pandemia, llevando en su interior la música que lo acompaña desde siempre en su sangre. Invisible enemigo, artificial o natural, puso en jaque a toda la humanidad. Faltan herramientas para enfrentarlo y las muertes andan por todos los pueblos dibujando dolor. Esta cruel lección de la vida es una página flamante en la historia de la humanidad, quizás nos enseñe cómo tiene que ser el nuevo comportamiento humano en su relación con los otros seres vivos, humanos, animales, vegetales. Es menester leer mejor lo que acontece en todo el universo y respetar esas reglas naturales que nos exige el planeta tierra. Tengamos la sabiduría de rectificar el mundo, despoblando las grandes ciudades y repartiendo alegría armónica por todos los mapas. Cada uno debe mover su voluntad, porque por allí pasa el poder. La humanidad debe recuperar nuevamente su rol frente a la vida, no todo es dinero, hay emociones sagradas que viajan por la sangre.