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El hombre y el árbol

El avance de la producción humana y el crecimiento de la población, demanda más recursos naturales y el árbol es una de las víctimas fatales. Se pierde conciencia que ellos son útiles para nuestro medio ambiente, para nuestra seguridad. Las raíces de los árboles ayudan a fijar el suelo, a prevenir la erosión y los deslizamientos de tierra, absorben el agua y reducen los riesgos de inundaciones. Son fuente de aire limpio y de oxígeno, elemento indispensable para vivir. Donde hay menos árboles crece la contaminación. La deforestación es una amenaza para el mundo. Se talan árboles para la industria del mueble, para productos medicinales, para cosmética. Portugal es un claro ejemplo de deforestación, que se repite en otros países europeos.

El país más grande de Centroamérica, Nicaragua, ha experimentado una serie de problemas ecológicos y ambientales, que el gobierno no combate con medidas efectivas, por lo que esta nación se enfrenta al aumento de la contaminación y la escasez de agua en fechas no muy lejanas. Especialmente en ese país y en Guatemala, la deforestación ha producido calamidades devastadoras; lo mismo sucedió en Camboya, luego de la guerra de Vietnam, al igual que Indonesia y otras regiones del mundo. En nuestra América del Sur, Paraguay, posee los bosques más diversos del mundo, el segundo pulmón tras la Amazonia, amenazada con una explotación forestal. La máquina de la destrucción de bosques pasó por Malasia, por la selva amazónica, los bosques de Borneo del archipiélago malayo, y por muchos otros lugares de la tierra produciendo importantes pérdidas de masas forestales. Esos árboles se constituyen en las casas de muchas especies animales y vegetales. Los intereses de unos pocos complican la vida de muchos, gracias a la carencia de leyes de protección adecuadas.La deforestación avanza implacable, impulsada por el apetito voraz de industrias y de otros negocios como la ganadería, la agricultura, y la minería. Cada año que pasa hay menos zonas verdes en el planeta Tierra. Si bien cada vez hay más conciencia sobre esta amenaza a la humanidad y se crean iniciativas para contrarrestar el daño, el avance de la conservación es lento comparado al de la deforestación.

El árbol es riqueza, salud, alegría; herramienta de progreso y de desarrollo. Es necesario que se junten los hombres talentosos y aboguen por el árbol, fuente de vida indispensable. Se debe legislar para el mundo sobre este tema y cada país tendría que asumir con respeto la medida. Se debe utilizar la educación para formar a los niños en esta empresa.

La inteligencia humana deberá poner más celo en este tema, que contiene la vida de todos los humanos. Hay que racionalizar la vida humana sobre el planeta, que de a ratos es perversa y destructiva. Los organismos de cada país deben llevar un registro que contabilice los ejemplares talados y los ejemplares forestados; estos deben doblar en las cifras para que el milagro de la vida sobre la faz de la tierra siga siendo un canto de amor, compartiendo los espacios con todas las especies vivas, vegetales y animales. No tenemos derecho a destruir la casa de las futuras generaciones. Trabajar en favor de la naturaleza es una causa suprema. Que los políticos lo tengan como programa de gobierno y lo ejecuten.


Eduardo Ceballos.